Los piratas somalíes dejan el mar y se van tierra adentro

Detrás de los secuestros en Somalia hay hombres de negocios extranjeros, compañías de seguros y protección.

Por Xavier Aldekoa | Johannesburgo
Corresponsal

En cuanto un pirata pone un pie en la cubierta de un barco, suena el teléfono de Andrew Mwangura. Él dice que no tanto, aunque admite que quizás sí suena unos segundos después. "Si algo ocurre en el mar, se entera el primero", aseguran los expertos en las aguas de la región.

Michael Logan, jefe de redacción de Somalia Report, no tarda mucho más. Está al frente de un medio digital que bebe de las fuentes más directas por muy oscuras que parezcan. Logan dirige a somalíes que trabajan en zonas donde ningún otro periodista podría trabajar y que están en contacto permanente con miembros de Al Shabab, piratas o bandidos. Mwangura y Logan son el nexo de unión de las sombras de Somalia con el resto del mundo. Cuando pueden, o quieren, dan luz sobre lo que ocurre en el país fantasma del mundo.

Ex marinero y ángel de la guarda de las costas somalíes, Mwangura ha sido negociador entre secuestradores y dueños de barcos en varias ocasiones. Conoce tan bien quienes son los piratas que tarda tres segundos en corregir una pregunta inexacta. "Espera, ya no son 1.500 piratas somalíes, eso era antes, ahora son bastantes más. Y ya no son sólo de siete clanes, de más también", dice. No le gusta contestar preguntas pero deja claro que la piratería no pierde fuelle pese a los cinco intentos fallidos (todos) de la semana pasada. Porque conoce las causas: "No acabas con la piratería por muchas armas que pongas en los barcos. Los piratas saben a qué van cuando van a por un barco. Sólo se solucionará el problema cuando se mire a Somalia, porque los piratas vienen de tierra, no aparecen de la nada en el mar".

Es un tipo arisco quizás por contagio. Está acostumbrado a tratar con chicos duros. Tiene que lidiar con los nervios asesinos de unos piratas (normalmente jóvenes analfabetos de entre 18 y 22 años, sin experiencia en el mar) que no dudan en ejecutar a un rehén si no colabora o si la negociación se alarga demasiado. Los piratas, además, se saben ídolos. "Muchos jóvenes quieren entrar a formar parte del negocio. Ven cómo viven los piratas, que pueden gastar dinero, conducir grandes coches, incluso obtener becas o comprar billetes de avión... Son los únicos que hacen dinero; muchísimo dinero para unos pocos. El Gobierno de Somalia toma su trozo del pastel", atiza.

La diplomacia no va con él. Si se quiere cortar la cabeza a la piratería somalí, desafía, hay que mirar en despachos de peces gordos de Londres, Kenia o Dubái. "Hay hombres de negocios que se lucran. Y hay más actores como compañías de seguridad, de seguros y de transferencia de dinero".

Como Mwangura, Logan conoce las cifras que se mueven en esos despachos. El grupo de mecenas que pone la primera inversión –menos de 50.000 dólares a veces– obtiene el 50% del botín. Los piratas se quedan un tercio, la cuadrilla de seguridad un 10% y los ancianos de la aldea un bakshish, una suerte de agradecimiento que puede llegar hasta el 10% pero no tiene cifra fija. Logan opina que los piratas buscan nuevos horizontes donde delinquir. "Si los piratas continúan fallando en su intento de secuestrar buques, podemos esperar más secuestros de cooperantes en Somalia o turistas en remotas y vulnerables áreas en Kenia".

También conoce al dedillo el latido de Al Shabab. Aunque calcula que el dinero de los rescates de secuestros de occidentales les pueden permitir mantener su insurgencia, cree que la ofensiva keniana en suelo somalí puede golpearles duro: "Los impuestos de Kismayo y el comercio de carbón son sus principales fuentes de financiación. Si pierden Kismayo, estarán en graves problemas", asegura.

Escocés de nacimiento y vecino de Nairobi de adopción, Logan conoce bien lo que ocurre al otro lado de la frontera. Siente el conflicto de cerca porque Al Shabab ha realizado en los últimos días dos atentados con granadas en la capital keniana, pero se detiene en los detalles que explican la realidad de la banda insurgente. Sabe que el extremismo de Al Shabab le ha hecho perder partidarios, y que ha ido a peor durante la hambruna: "Algunas comunidades se levantaron contra ellos porque, aunque la gente luchaba por sobrevivir, les exigían comida y que los hombres y adolescentes se enrolaran".

Lo sabe, y lo explica, porque alguien de esa aldea se lo contó.

La piratería marítima se hace terrestre
Ante el aumento de la seguridad en los barcos que cruzan por el Cuerno de África, los piratas somalíes han optado por víctimas fáciles en Kenia. Desde hace lustros hay secuestros en Somalia y en el nordeste de Kenia, pero el contexto ha cambiado. El refuerzo de la lucha internacional contra la piratería marítima de Somalia y la debilidad económica de la milicia radical somalí Al Shabab están relacionados con la reciente serie de secuestros de occidentales en territorio keniano. Los expertos advierten de que son piratas somalíes los autores de los secuestros en las playas kenianas. "Una organización criminal actúa donde menos control gubernamental hay, sea mar o tierra. La región fronteriza (entre Somalia y Kenia) es fácil de cruzar y los piratas han visto una presa sencilla en los turistas", afirma Nic Daniel, de la consultora de gestión de crisis MTI Network. Al Shabab abandonó Mogadiscio en agosto y con ello perdió una fuente de sus ingresos en impuestos revolucionarios. El grupo optó por los secuestros para financiarse con los rescates. "Al Shabab necesita dinero y aunque no tiene relación directa con los piratas el gran riesgo es que se acerque a la piratería o a los secuestros", dice Ej Hogendoorn, especialista en la zona.

Fonte: http://www.lavanguardia.com/internacional/20111101/54236663225/los-piratas-somalies-dejan-el-mar-y-se-van-tierra-adentro.html (01/11/2011)

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