Los piratas somalíes abandonan el mar
Foto: AP
Por eduardo s. molano / corresponsal en Nairobi
Los bucaneros apelan a un cambio drástico de estrategia para volver a dominar el negocio de los secuestros: de 187 acciones en la primera mitad del año, solo 22 resultaron exitosas; en 2008 eran el 50%.
Si el paso del agua profunda a la tierra firme siempre fue determinante para comprender la evolución biológica de las alimañas, en Somalia la cosa no iban a ser diferente. Al menos, en el caso de los piratas. «Los ataques en la costa se caracterizan ahora por un grado de violencia jamás registrado contra la tripulación», reconocía recientemente Efthimios Mitropoulos, secretario general de la Organización Marítima Internacional, cuyos datos muestran que en la primera mitad del año solo un 15% de los ataques de bucaneros somalíes concluyeron en secuestro.
«De 187 acciones que se produjeron en las costas de Somalia y el Golfo de Adén en los primeros seis meses de 2011, tan solo 22 resultaron exitosas y condujeron a la captura de la tripulación. Unos números que contrastan con el 50% de éxito que conllevaba este tipo de ataques en 2008», explica Mitropoulos, para quien el aumento de personal armado para proteger a los buques mercantes es una de las principales causas de este decrecimiento. Aunque eso ha provocado que los bucaneros se vuelvan más agresivos.
Y no solo en aguas profundas. El pasado 25 de octubre, dos trabajadores humanitarios pertenecientes a la organización Danish Demining Group –la estadounidense Jessica Buchanan y el danés Poul Hage– eran secuestrados en las cercanías del aeropuerto de Galkayo (al norte de Somalia) por hombres fuertemente armados. Solo unos días después, piratas residentes en el estado de Galmudug -región semiautónoma del país- exigieron un rescate cercano a los 10 millones de dólares por su libertad.
«Cada vez era más evidente que los piratas debían cambiar de forma drástica su estrategia si querían dominar, de nuevo, este juego», reconoce a ABC Andrew Mwangura, coordinador del Programa de Asistencia a Marineros para el Este de África. Para Mwangura, los inversores (que desde Europa dirigen la piratería en aguas del Índico) ya han puesto sus ojos en el negocio de los secuestros terrestres: «Con los barcos, los pagos se alargan durante meses [el tiempo medio de cada secuestro es cercano a los cinco meses]. Por ello, ahora interesa más la captura de occidentales en tierra (el 26% de las tripulaciones son filipinas, cuyo Gobierno se niega al pago de chantajes). Dinero rápido y sin complicaciones», asegura el experto.
Mientras, y a la espera de que los piratas pierdan definitivamente sus aletas, cerca de 500 bucaneros continúan secuestrados en territorio somalí. Los eternos olvidados.
Fonte: http://www.abc.es/20111201/internacional/piratas-somalies-abandonan-mar.html (01/12/2011)
Por eduardo s. molano / corresponsal en Nairobi
Los bucaneros apelan a un cambio drástico de estrategia para volver a dominar el negocio de los secuestros: de 187 acciones en la primera mitad del año, solo 22 resultaron exitosas; en 2008 eran el 50%.
Si el paso del agua profunda a la tierra firme siempre fue determinante para comprender la evolución biológica de las alimañas, en Somalia la cosa no iban a ser diferente. Al menos, en el caso de los piratas. «Los ataques en la costa se caracterizan ahora por un grado de violencia jamás registrado contra la tripulación», reconocía recientemente Efthimios Mitropoulos, secretario general de la Organización Marítima Internacional, cuyos datos muestran que en la primera mitad del año solo un 15% de los ataques de bucaneros somalíes concluyeron en secuestro.
«De 187 acciones que se produjeron en las costas de Somalia y el Golfo de Adén en los primeros seis meses de 2011, tan solo 22 resultaron exitosas y condujeron a la captura de la tripulación. Unos números que contrastan con el 50% de éxito que conllevaba este tipo de ataques en 2008», explica Mitropoulos, para quien el aumento de personal armado para proteger a los buques mercantes es una de las principales causas de este decrecimiento. Aunque eso ha provocado que los bucaneros se vuelvan más agresivos.
Y no solo en aguas profundas. El pasado 25 de octubre, dos trabajadores humanitarios pertenecientes a la organización Danish Demining Group –la estadounidense Jessica Buchanan y el danés Poul Hage– eran secuestrados en las cercanías del aeropuerto de Galkayo (al norte de Somalia) por hombres fuertemente armados. Solo unos días después, piratas residentes en el estado de Galmudug -región semiautónoma del país- exigieron un rescate cercano a los 10 millones de dólares por su libertad.
«Cada vez era más evidente que los piratas debían cambiar de forma drástica su estrategia si querían dominar, de nuevo, este juego», reconoce a ABC Andrew Mwangura, coordinador del Programa de Asistencia a Marineros para el Este de África. Para Mwangura, los inversores (que desde Europa dirigen la piratería en aguas del Índico) ya han puesto sus ojos en el negocio de los secuestros terrestres: «Con los barcos, los pagos se alargan durante meses [el tiempo medio de cada secuestro es cercano a los cinco meses]. Por ello, ahora interesa más la captura de occidentales en tierra (el 26% de las tripulaciones son filipinas, cuyo Gobierno se niega al pago de chantajes). Dinero rápido y sin complicaciones», asegura el experto.
Mientras, y a la espera de que los piratas pierdan definitivamente sus aletas, cerca de 500 bucaneros continúan secuestrados en territorio somalí. Los eternos olvidados.
Fonte: http://www.abc.es/20111201/internacional/piratas-somalies-abandonan-mar.html (01/12/2011)
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