Piratas del Caribe venezolano (I)

El relato está cargado de anécdotas simpáticas de los buenos momentos vividos por los viajeros. El único comentario desagradable se refiere tristemente a Venezuela.

Ernesto Hontoria

Desde Canadá.- El pasado 21 de mayo apareció en un diario canadiense un reportaje simpático de una familia canadiense que se separó temporalmente porque la mujer y un hijo decidieron interrumpir la vuelta al mundo que estaban dando en velero, para retornar a su vida normal en Toronto, mientras el padre y la otra hija del matrimonio continuaban el viaje. El reportaje detalla algunas de las aventuras de la familia desde que partieron de Canadá hasta que llegaron a las islas Galápagos, en Ecuador, punto de la separación.

El relato está cargado de anécdotas simpáticas de los buenos momentos vividos por los viajeros. El único comentario desagradable se refiere tristemente a Venezuela. Después de recorrer Santa Lucía, Granada, las Antillas Holandesas y las costas colombianas, la familia decidió no acercarse a las playas venezolanas, porque en el trayecto conocieron a los tripulantes de otros dos veleros que habían sido robados salvajemente en nuestras costas. Según relata la entrevistada, en los últimos 10 años Venezuela se ha convertido en un lugar peligroso para navegar: una costa de piratas.

La noticia no me sorprendió pero hirió mis sentimientos patrios. ¿Tan mal estamos que somos el lugar más peligroso del Caribe? ¿De dónde sacó la entrevistada que estamos peor que hace 10 años? Aguijoneado por la curiosidad me puse a indagar en Internet sobre piratería y descubrí que al parecer son relativamente pocos los incidentes que ocurren y están circunscritos a regiones específicas: el golfo de Adén (entre África y el cercano oriente, más hacia las costa de Somalia), Indonesia, Malasia, Filipinas, Yemen y Venezuela. Mientras en el golfo de Adén los actos de piratería suelen dirigirse contra cargueros, secuestrados con sus tripulantes hasta conseguir un pago por rescate, en Venezuela los incidentes se refieren a veleros y yates de turistas; en la mayoría de los casos los tripulantes son robados, golpeados y liberados, aunque en varias ocasiones se han producido homicidios.

En varias páginas web dedicadas a la navegación deportiva, encontré reseñas de actos de piraterías en costas venezolanas. En julio de 2008 una pareja de ingleses fue asaltada por hombres armados que navegaban en un peñero, el perro de la pareja recibió un tiro al intentar defenderlos. Dos meses más tarde, un francés que navegaba en un catamarán cerca de La Guaira fue asesinado por sus asaltantes. En noviembre de ese mismo año, un norteamericano de 55 años fue ultimado en Mochima cuando intentó defenderse de los piratas. Su compañero de 63 años también recibió un tiro y fue hospitalizado.

La página Sail-World aclara a sus lectores que el incremento de la piratería en el Caribe se relaciona exclusivamente con hechos ocurridos en Venezuela, aunque en otros puntos como Chateaubelair (San Vicente) y en las Granadinas, también se han reportado robos. No he hallado aún estadísticas que respalden la afirmación, pero en varias páginas se repite que Venezuela era un territorio libre de piratería hasta hace 10 años y hoy por hoy sus costas son muy peligrosas.

De lejos el asunto no parece grave: ¿Qué son unos cuantos robos y homicidios en el mar, comparados con la tasa de más de 15 mil homicidios anuales que sufre el país? Pero para nuestra industria turística (si queda algo de ella), recuperar el mercado perdido por la mala reputación va a ser más difícil que para los agricultores españoles restablecerse del escándalo por los pepinos infectados. ¡Vaya pepino con la piratería!

Fonte: http://eltiempo.com.ve/opinion/columnistas/piratas-del-caribe-venezolano-i/23427 (06/06/2011)

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