Los piratas somalíes elevan la presión sobre la flota española
MADRID L. Montoto/ A. Sánchez León
El fuego abierto por los vigilantes ha logrado repeler las agresiones, pero también ha radicalizado la actitud que tendrán los somalíes si logran capturar un barco de bandera española.
Se cumplen quince meses de la liberación del Alakrana. El secuestro de este atunero vasco por parte de piratas somalíes no sólo puso en jaque al Ejecutivo de Zapatero, que se vio obligado a desembolsar 3,5 millones de euros para lograr su liberación (aunque nunca lo ha admitido). También obligó a tomar una medida que ahora puede convertirse en un arma de doble filo: la autorización para embarcar guardias armados (gestionados por la compañía Segur Ibérica) en los navíos que faenan en el Índico, un paso que ha radicalizado la actitud de estos delincuentes con la flota española.
A lo largo del pasado año, estos barcos recibieron, como mínimo, ocho ataques por parte de piratas somalíes, según reconocen fuentes de los propios armadores consultadas por Expansión.com. El fuego abierto por los vigilantes ha logrado repeler estas agresiones, pero también ha cambiado visceralmente la forma de actuar que tendrán los somalíes si logran capturar un barco de bandera española.
Hay un temor fundado: Existe el riesgo cierto de que, en caso de abordar con éxito una embarcación, el trato que se proporcionará a los españoles sea aún más agresivo y violento que el que tuvieron con los miembros del Alakrana. El hecho de que España esté juzgando a dos piratas en la Audiencia Nacional también puede radicalizar a estos criminales.
Una alerta que se agudiza en estos días. A fines de febrero los vientos del monzón amainan y crece la tranquilidad en las aguas del Índico, lo cual dispara el número de ataques y su eficacia.
“Ahora son mucho más agresivos, la presión aumenta y las informaciones que llegan son muy poco tranquilizadoras”, admiten en el seno de las propias compañías atuneras, que señalan, además, que noticias como la del pasado martes (cuando los piratas asesinaron a dos parejas de estadounidenses tras tomar su yate por la fuerza), son muy descorazonadoras. “Los delincuentes cada vez cogen barcos nodrizas más grandes, lo que les permite planear ataques más contundentes”, añaden.
Desde hace más de un año, en los atuneros hay cuatro vigilantes, que pasan periodos de cuatro meses en la mar junto con las tripulaciones y están equipados con armamento suministrado por el grupo Santa Barbara-General Dinamycs. Su arsenal consiste en fusiles de asalto HKG36 y ametralladoras medias (MG42).
Por el momento, las compañías pesqueras españolas ya están negociando con el Gobierno de las Islas Seychelles la posibilidad de llevar un arsenal más pesado a bordo. “Queremos que nos autoricen el uso de metralletas de mayor calibre, que ahora mismo no podemos embarcar, y que elevaría la eficacia de la defensa”, apuntan.
El problema afecta a los 16 buques autorizados a faenar en esta zona, que incluye al Alakrana, junto a otros barcos como el Albacan, el Albatun, el Felipe Ruano o el Playa de Anzoras.
Un problema que se recrudece
Al margen del caso particular de las embarcaciones españolas, todos los analistas vaticinan que en 2011 se batirán los récords de esta particular historia de infamias. En 2005 se registraron 35 ataques.
En 2010 esta cifra se elevó a 219, y en el presente año se espera que haya una media de más de un asalto al día, ya que sólo en enero se han sufrido 35 agresiones.
El coste medio de un rescate en 2005 era de 150.000 dólares, frente a los más de 5,4 millones de dólares que se pagaron en 2010, según fuentes citadas por el semanario The Economist. También crece la duración de los secuestros, que actualmente se prolongan entre 60 y 80 días.
Hay tres grandes operaciones antipiratería desplegadas en la zona: Atalanta (liderada por la Unión Europea); Ocean Shield (comandada por la Otan); y CTF-151 (que aglutina a 25 países y está liderada por Estados Unidos).
La fuerte vigilancia que han establecido en la zona del golfo de Aden ha provocado un segundo problema: Los ataques piráticos se han dispersado y ahora actúan en un radio cada vez más amplio.
Fonte: http://www.expansion.com/2011/02/24/economia/1298564624.html (25/02/2011)
El fuego abierto por los vigilantes ha logrado repeler las agresiones, pero también ha radicalizado la actitud que tendrán los somalíes si logran capturar un barco de bandera española.
Se cumplen quince meses de la liberación del Alakrana. El secuestro de este atunero vasco por parte de piratas somalíes no sólo puso en jaque al Ejecutivo de Zapatero, que se vio obligado a desembolsar 3,5 millones de euros para lograr su liberación (aunque nunca lo ha admitido). También obligó a tomar una medida que ahora puede convertirse en un arma de doble filo: la autorización para embarcar guardias armados (gestionados por la compañía Segur Ibérica) en los navíos que faenan en el Índico, un paso que ha radicalizado la actitud de estos delincuentes con la flota española.
A lo largo del pasado año, estos barcos recibieron, como mínimo, ocho ataques por parte de piratas somalíes, según reconocen fuentes de los propios armadores consultadas por Expansión.com. El fuego abierto por los vigilantes ha logrado repeler estas agresiones, pero también ha cambiado visceralmente la forma de actuar que tendrán los somalíes si logran capturar un barco de bandera española.
Hay un temor fundado: Existe el riesgo cierto de que, en caso de abordar con éxito una embarcación, el trato que se proporcionará a los españoles sea aún más agresivo y violento que el que tuvieron con los miembros del Alakrana. El hecho de que España esté juzgando a dos piratas en la Audiencia Nacional también puede radicalizar a estos criminales.
Una alerta que se agudiza en estos días. A fines de febrero los vientos del monzón amainan y crece la tranquilidad en las aguas del Índico, lo cual dispara el número de ataques y su eficacia.
“Ahora son mucho más agresivos, la presión aumenta y las informaciones que llegan son muy poco tranquilizadoras”, admiten en el seno de las propias compañías atuneras, que señalan, además, que noticias como la del pasado martes (cuando los piratas asesinaron a dos parejas de estadounidenses tras tomar su yate por la fuerza), son muy descorazonadoras. “Los delincuentes cada vez cogen barcos nodrizas más grandes, lo que les permite planear ataques más contundentes”, añaden.
Desde hace más de un año, en los atuneros hay cuatro vigilantes, que pasan periodos de cuatro meses en la mar junto con las tripulaciones y están equipados con armamento suministrado por el grupo Santa Barbara-General Dinamycs. Su arsenal consiste en fusiles de asalto HKG36 y ametralladoras medias (MG42).
Por el momento, las compañías pesqueras españolas ya están negociando con el Gobierno de las Islas Seychelles la posibilidad de llevar un arsenal más pesado a bordo. “Queremos que nos autoricen el uso de metralletas de mayor calibre, que ahora mismo no podemos embarcar, y que elevaría la eficacia de la defensa”, apuntan.
El problema afecta a los 16 buques autorizados a faenar en esta zona, que incluye al Alakrana, junto a otros barcos como el Albacan, el Albatun, el Felipe Ruano o el Playa de Anzoras.
Un problema que se recrudece
Al margen del caso particular de las embarcaciones españolas, todos los analistas vaticinan que en 2011 se batirán los récords de esta particular historia de infamias. En 2005 se registraron 35 ataques.
En 2010 esta cifra se elevó a 219, y en el presente año se espera que haya una media de más de un asalto al día, ya que sólo en enero se han sufrido 35 agresiones.
El coste medio de un rescate en 2005 era de 150.000 dólares, frente a los más de 5,4 millones de dólares que se pagaron en 2010, según fuentes citadas por el semanario The Economist. También crece la duración de los secuestros, que actualmente se prolongan entre 60 y 80 días.
Hay tres grandes operaciones antipiratería desplegadas en la zona: Atalanta (liderada por la Unión Europea); Ocean Shield (comandada por la Otan); y CTF-151 (que aglutina a 25 países y está liderada por Estados Unidos).
La fuerte vigilancia que han establecido en la zona del golfo de Aden ha provocado un segundo problema: Los ataques piráticos se han dispersado y ahora actúan en un radio cada vez más amplio.
Fonte: http://www.expansion.com/2011/02/24/economia/1298564624.html (25/02/2011)
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